Iniciativa: RAÍCES DEL CRAVO SUR
Esta iniciativa de mitigación y adaptación al cambio climático busca incrementar la infiltración y reducir la escorrentía superficial al implementar actividades de restauración y aforestación en ecosistemas estratégicos para los recursos hídricos. De esta manera, estamos comprometidos en mantener el suministro de agua, mitigar inundaciones y sequías, reducir la sedimentación del río, mitigar la eutrofización del agua y prevenir la pérdida de hábitats y la biodiversidad.
Raíces del Cravo Sur dio inicio en el año 2024 y proyecta vincular 500 hectáreas elegibles anuales de estos ecosistemas para el año 2044.
Tipo de Proyecto: Sostenibilidad hídrica, restauración de coberturas naturales y cuerpos de agua, gestión integrada de recursos hídricos.
Ecosistemas: alta, media y baja montaña en las regiones de la Orinoquía y los Andes Colombianos, como: bosques de galería, bosques nublados, bosques densos, páramos, sabanas inundables, entre otros.
Impacto Potencial: 20,000 hectáreas de coberturas restauradas asociadas a recursos hídricos, reduciendo la presión antropogénica sobre los servicios hidrológicos en la cuenca para 2044.
Período de Acreditación: 20 años.
Estándar: ASES – Nat5
Rio Cravo Sur. Fuente: Fundación Cataruben (2024).
La subzona hidrográfica del río Cravo Sur se encuentra en la región centro-oriental de Colombia, abarcando 13 municipios en los departamentos de Casanare y Boyacá. Esta cuenca se caracteriza por una notable variación altitudinal, que va desde los 130 hasta los 3.950 metros sobre el nivel del mar. Con una biodiversidad excepcional, la cuenca del río Cravo Sur registra 235 especies de plantas vasculares y 345 especies de aves, distribuidas en 26 órdenes y 67 familias. Además, alberga 14 especies de reptiles endémicos de Colombia, resaltando la importancia de este ecosistema único y la urgencia de su conservación (POMCA 2015).
Cambio de coberturas naturales, durante el periodo de tiempo 2002-2018.
Fuente: Fundación Cataruben (2024).
La subzona abarca aproximadamente 512,000 hectáreas, donde se ha observado una alarmante pérdida del 12% de las coberturas vegetales naturales entre los años 2002 y 2018. Esto equivale a cerca de 61,000 hectáreas transformadas, lo que rápidamente ha reducido la capacidad de infiltración y aumentado la escorrentía en la cuenca.
Algunas de las principales consecuencias de esta pérdida de coberturas son el aumento de las fluctuaciones de caudal, la pérdida de suelos fértiles, el deterioro de la calidad del agua, la pérdida de biodiversidad terrestre y acuática, así como el riesgo de disminución del caudal mínimo ambiental.
La pérdida de vegetación no solo ha afectado la capacidad de regulación hídrica, sino que amenaza a las cadenas productivas dentro de la cuenca, lo que subraya la importancia de tomar medidas para restaurar y proteger estos ecosistemas.
El análisis de la cuenca del río Cravo Sur revela que en la parte alta, los municipios de Tasco, Gámeza, Mongua y Labranzagrande, en Boyacá, enfrentan un alto riesgo de avenidas torrenciales. En la zona media de la cuenca, los municipios más afectados son Támara y Yopal, ambos en el departamento de Casanare. En la parte baja, San Luis de Palenque (100%), Orocué (90%), Yopal (35%) y Nunchía (59%) presentan una elevada amenaza de inundación. Estos datos destacan la necesidad de tomar acciones urgentes para mitigar los riesgos naturales en la región (POMCA 2015).
Deslizamientos, derrumbes y perdida de Ecosistemas
Fuente: Fundación Cataruben (2024).
Curva Número de escorrentía. Fuente: Fundación Cataruben (2024).
El número de curva de escorrentía (CN), un indicador que muestra la proporción de lluvia que se convierte en escorrentía superficial, pasó del 81.45% en 2002 al 82.78% en 2018, incrementando un 1.33% en 16 años. Este aumento es una señal de alerta, ya que refleja la pérdida de ecosistemas naturales que promueven la infiltración del agua, poniendo en riesgo la regulación hídrica de la cuenca.
Los páramos, bosques de ribera, bosques de niebla y humedales son fundamentales para el equilibrio hídrico de nuestras regiones. Actúan como esponjas naturales, almacenando agua durante las lluvias y liberándola gradualmente en tiempos de sequía, asegurando así un suministro constante y regulado de agua. Estos ecosistemas no sólo retienen el agua, sino que también mejoran su calidad, recargan los acuíferos y mitigan inundaciones.
¿Qué es la infiltración?
Infiltración del agua en el suelo: Es un proceso fundamental en el ciclo hidrológico que afecta directamente la disponibilidad de agua en los acuíferos. Se entiende como este proceso mediante el cual el agua de la superficie penetra en el suelo. Este proceso depende de factores como la textura del suelo, la vegetación y la pendiente del terreno. Un suelo con alta capacidad de infiltración permite que más agua se filtre hacia las capas subterráneas, mejorando la recarga de acuíferos. Estos acuíferos son reservas naturales de agua que proveen recursos hídricos esenciales para el abastecimiento de agua potable, riego agrícola y la conservación de ecosistemas.
Restauremos juntos la cuenca del Rió Cravo Sur. Fuente: Fundación Cataruben (2024).
Promover prácticas de uso del suelo que favorezcan la infiltración es fundamental para proteger nuestras reservas de agua subterránea. La implementación de técnicas de reforestación pueden marcar la diferencia.
En los sistemas agroforestales, la combinación de cultivos con árboles no solo mejora la calidad del suelo, sino que también incrementa la capacidad de infiltración y reduce la escorrentía, lo que ayuda a recargar los acuíferos subterráneos. Los sistemas silvopastoriles, por otro lado, integran árboles en pastizales, lo cual no solo proporciona sombra y mejora el bienestar animal, sino que también contribuye a la conservación del suelo y a la regulación.
Cadenas productivas sostenibles. Fuente: Fundación Cataruben (2024).
¿Qué es un crédito de agua por infiltración?
Es una unidad de medida que sirve como instrumento financiero para incentivar la conservación del servicio ecosistémicos hidrológicos, cada Unidad representa un volumen de agua (1 m3/año) que ha sido suministrado, regulado y/o conservado de manera sostenible en una cuenca hidrográfica.
1 m3 / año regulado = 1 crédito de agua por infiltración
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